“La conciencia es lo que crea en último término la realidad” (Amit Goswami)
“La conciencia pura es plena, perfecta, completa” (Upanishads)
Características de la Conciencia
La conciencia es incognoscible. No es posible explicarla ni definirla mediante conceptos porque de hacerlo sería limitarla. Lo mismo ocurre con la mente y la vida, e incluso la materia en su nivel más fundamental. Sin embargo, es posible intuir algunas de sus características:
Es la fuente de todo.
La conciencia es el origen y fuente de todo lo existente. Todo ha surgido de la conciencia. La conciencia es la fuente primigenia de la causalidad descendente. “El universo entero es expresión de la conciencia” (Maharishi Mahesh Yogi).
La conciencia no es una energía ni una vibración, sino la fuente de toda energía y toda vibración.
Es irreducible.
La conciencia es una e indivisible, no tiene partes, no es reducible a componentes más simples. “La conciencia es una, no existe nada en segunda posición” (Upanishads).
Es unidad.
Todas las cosas están conectadas a través de la conciencia, que es su origen y fundamento común. Nada hay aislado.
No hablamos de integración sino de unificación. La unificación es un punto de vista superior que va de arriba-abajo. De hecho se habla del “Campo Unificado de la Conciencia”. La integración, en cambio, va de abajo-arriba, agrupando varias cosas en una unidad de tipo superior.
Es simplicidad suprema.
La conciencia, la esencia de todo, es la simplicidad suprema. Y por ser tan simple y evidente, no la percibimos.
La realidad es compleja, pero su esencia es simple. La realidad, en lo profundo, es simple y no es más que conciencia. La complejidad de la realidad es solo aparente, que aparece a nivel superficial.
Es informe.
La conciencia carece de forma y de sustancia. Es informe, continua e indiferenciada. Todo lo que tiene forma proviene de la informe conciencia.
Es perfección (u orden supremo).
Al haber unificación, hay perfección, pues si no la hubiera habría separación y dualidad, y no habría unificación.
La conciencia cura porque la conciencia es orden. La enfermedad es desorden. Cuando hay orden, cada uno de los elementos resuena con los demás, generándose energía de resonancia en circulación. Cuanto más orden, más energía. El símbolo de los pitagóricos, la estrella de 5 puntas representa la conciencia, la perfección, el orden y la unión,
Es conocimiento absoluto.
La conciencia es conocimiento absoluto. La conciencia lo conoce todo, pues todo lo ve como una misma cosa. La conciencia es el fundamento de todo conocimiento.
Es significado absoluto.
La conciencia es significado pleno, el centro desde el cual todo encuentra su sentido, incluyendo todas las circunstancias, que se contemplan como correctas y perfectas.
Es totalidad.
La conciencia es totalidad. Nada escapa a la conciencia.
Es universalidad.
La conciencia es lo universal, lo que fundamenta todo. En este sentido, la hipotética ciencia de la conciencia sería la ciencia universal.
Es creatividad suprema.
La conciencia es creatividad suprema, pues la creatividad es la capacidad de relacionar, y la conciencia lo relaciona todo, lo conecta todo.
Es libertad.
La conciencia es libertad, no tiene limitaciones ni restricciones. La libertad es condición necesaria para que haya creatividad.
Es reflexividad.
La conciencia es esencialmente reflexiva. “La quanta de la conciencia es recursión” (Dan Winter).
La sentencia cartesiana “Pienso, luego existo” se considera el origen de la concepción moderna de conciencia, al introducir un mecanismo de autorreflexión (pensar que se piensa). Sin embargo, para Antonio Damasio, el error de Descartes fue afirmar que el ser se deriva del pensar, pues se trata de lo contrario: en el principio fue el ser y luego el pensar.
Esta crítica de Damasio es refutable por varios motivos: 1) Descartes estaba haciendo referencia a una característica esencial de la conciencia (la reflexividad), y por lo tanto, al ser: si pienso es que hay un pensador; 2) Descartes estaba refiriéndose a que el pensamiento está subordinado a la existencia, es decir, sin existencia no puede haber pensamiento; 3) La expresión contraria “Existo, luego pienso” no se ajusta a la verdad, pues existen seres vivos que no piensan.
Según el budismo, la conciencia es un espejo que refleja un espejo. La propia conciencia como tal no existe, es realmente (aunque resulte paradójico) autoconciencia (conciencia de la conciencia).
Para San Agustín de Hipona, este aspecto reflexivo de la conciencia es el más importante. “Entiendo que entiendo”, afirmaba.
John Locke, en su “Ensayo sobre el Entendimiento Humano” (1690), definió la conciencia como “la percepción de lo que pasa en la propia mente del hombre”. Por cierto que esta fue la primera tentativa conocida de definir la conciencia.
Es trascendente.
La conciencia es trascendental. La conciencia trasciende el mundo físico y mental, incluso los mundos imaginarios, pues está en el nivel supremo. En la conciencia se trascienden todas las fronteras, no hay espacio ni tiempo, todo se contempla como la misma cosa. La conciencia nunca cambia y nunca muere.
Es no local.
Es una consecuencia de la trascendencia. La conciencia es no-local, tanto a nivel espacial como temporal. La conciencia no tiene limitaciones físicas.
Es autosuficiente.
La conciencia es autosuficiente, no depende más que de sí misma. Creemos que la conciencia es individual, algo que poseemos, lo mismo que tenemos un cerebro. Pero la realidad es lo contrario: es la conciencia la que nos posee a nosotros.
Es posibilidad.
La conciencia es el campo de todas las posibilidades. Todas las posibilidades están en la conciencia. Cuando la conciencia elige, simplemente está seleccionando una de las posibilidades ya existentes.
Al observar algo (un objeto o un fenómeno), se producen 3 pasos: 1) El cerebro recibe la sensación física; 2) La mente produce una onda de posibilidades; 3) La conciencia “elige” una de las posibilidades y la onda se colapsa en la posibilidad elegida.
Conciencia pura
La conciencia pura es un estado de no dualidad donde la conciencia es consciente solo de sí misma. Es el nivel más fundamental de la inteligencia humana y de la inteligencia de la naturaleza.
Este tipo de conciencia coincide con la concepción de la conciencia del Vedanta. Según el físico John Hagelin [1987], la conciencia pura es el campo unificado buscado por los físicos, la fuente unificada de todas las leyes de la naturaleza. El símbolo de la conciencia pura es la espiral logarímica porque hace referencia siempre a sí misma, pues es semejante a sí misma.
La conciencia pura no se puede experimentar porque ello supondría limitarla. Pero nos podemos aproximar a ella y experimentar una sensación o percepción unificadora al meditar (cuando no se tienen pensamientos) o al contemplar (al percibir, la mente se para). Es un estado de no dualidad, donde el todo y la nada es la misma cosa. También nos aproximamos a ella de manera inconsciente en el intervalo entre dos pensamientos sucesivos.
La conciencia y el alma
La conciencia no se puede explicar, pero sí se puede explicar por qué no se puede explicar. La conciencia es una facultad del alma, por lo que está más allá del nivel mental y del físico. Por lo tanto, no es posible definirla ni explicarla. Sin embargo, aunque no podemos reducirla como tal a contenidos mentales, podemos comprender sus manifestaciones en los niveles inferiores (mental y físico) que nos ayudan a intuirla.
La conciencia, cuando no se considera un epifenómeno del cerebro, se suele identificar con la mente e incluso con el alma. También se suele considerar que la conciencia es una función de la mente. Vamos a intentar aclarar estos conceptos:
Alma (o espíritu) es nuestro ser, el “yo” inmortal, eterno, el “yo” superior, el “yo” puro. Nosotros no tenemos un alma, somos alma. Yo soy un alma que tiene un cuerpo y una mente. El alma se manifiesta a nivel mental y físico. Mente y cuerpo son vehículos del alma. En el alma no hay dualidad, no hay espacio ni tiempo ni materia ni forma. Por eso en las ECM (experiencias cercanas a la muerte) se contemplan todas las imágenes de la vida en un solo instante.
El alma no tiene partes, no tiene componentes, es una unidad. Y la conciencia es también una unidad, por lo que es irreducible e inexpresable, no puede atraparse a nivel conceptual.
Además de un “yo superior”, tenemos un “yo inferior” (o “ego”) que corresponde o la manifestación de la conciencia en la mente y en los sentidos. El ego está sujeto a cambios, pues experimenta el mundo fenoménico. En el ego se crea una red de relaciones mentales basadas en experiencias con el mundo objetivo.
La mente está en un nivel inferior al alma. Consta de mente intuitiva y mente racional, que se corresponden a nivel físico con los hemisferios cerebrales derecho (sintético) e izquierdo (analítico), respectivamente.
La mente intuitiva es la que recibe los mensajes del alma en forma de intuiciones y que, a su vez, se transmiten al hemisferio derecho. Estas intuiciones se suelen llamar “inspiraciones”, una denominación acertada pues inspirar hace referencia a absorber de golpe algo profundo, de manera sintética, global o completa, sin análisis previo. Las intuiciones suelen ser de tipo metafórico, simbólico o imaginativo. Tras la inspiración viene luego la tarea de expresar de manera concreta los mensajes recibidos, normalmente en forma de lenguaje, mediante la mente racional y el hemisferio izquierdo. Personajes que recibían intuiciones fueron Mozart, Poincaré, Einstein y Tesla. “¿Cuando y como vienen? No lo sé y no tengo nada que ver en ello” (Mozart). Mozart, en su imaginación, podía oír toda la composición, que luego anotaba en el pentagrama. “Las intuiciones son mensajes del alma” (Harold Klemp).
La conciencia no es un epifenómeno del cerebro. No hay un dualismo mente-cuerpo tipo cartesiano, sino un trialismo diferenciado y esencial: físico, mental, espiritual. Son tres dimensiones jerarquizadas diferentes, pero a la vez conectadas a través de la conciencia:
El alma es una “chispa” del Espíritu.
La conciencia es una facultad del alma.
La mente es un instrumento de la conciencia.
El cuerpo y el cerebro son instrumentos de la mente.
No es posible explicar la conciencia desde el punto de vista del cerebro, a pesar de las teorías de los neurocientíficos, cuyo paradigma es Daniel Dennett y su “conciencia explicada”. Desde el cerebro nunca se encontrará la conciencia. Solo encontraremos sus manifestaciones, mecanismos o instrumentos con los que se expresa.
Chalmers opina que “Los expertos en neurología han decidido abordar uno de los misterios más profundos de la existencia. Pero el mero conocimiento del cerebro quizá no les lleve hasta el fondo del problema”.
Nada (excepto la conciencia, que es autosuficiente) funciona sin un soporte o fundamento superior. La mente y el cerebro no pueden funcionar por sí solos. Hay una jerarquía alma-mente-cuerpo. Todo “cuelga” desde lo alto. Todo está sostenido desde el nivel superior. Es el principio de causalidad descendente.
Descartes decía que la glándula pineal (hipófisis) es el punto de conexión entre la mente y el cuerpo. Realmente este punto es la conexión entre alma, mente y cuerpo. Es lo que se suele denominar en filosofía oriental “tercer ojo”, el centro de la conciencia, donde se une a los opuestos: lo racional y lo intuitivo, lo objetivo y lo subjetivo, lo interno y lo externo.
No podemos crear conciencia porque crearla sería algo así como crear un alma y eso es imposible, pues el alma está por encima de los mundos inferiores de la mente y la materia. Por lo tanto, la inteligencia artificial fuerte (crear una mente artificial) es imposible.
El esquema es el siguiente:
Las Manifestaciones de la Conciencia
Conciencia vs. Consciencia
Conciencia (en inglés, consciousness) y consciencia (en inglés, awareness) son diferentes:
La conciencia relaciona todo, contempla todo como una unidad indisoluble, donde no hay dualidad. La conciencia relaciona: une elementos opuestos o duales, une alma y mente, une el mundo interno (mental) y el mundo externo (físico).
La mente conceptualiza y racionaliza. Y lo hace gracias a la conciencia y a la imaginación. En la mente hay dualidad. La conceptualización es sintética y ascendente (va de lo particular a lo general). La racionalización es analítica y descendente (va de lo general a lo particular). Estos procesos se corresponden con los dos modos de conciencia de los hemisferios cerebrales. El hemisferio derecho conceptualiza y sintetiza. El hemisferio izquierdo racionaliza y analiza.
La conciencia está más allá de la mente. La conciencia es cualitativa. No hay diferentes tipos de conciencia.
La consciencia es el resultado de la unión de los opuestos del mundo interno y del mundo externo (realizada por la conciencia). La consciencia es la manifestación de la conciencia a nivel humano. Sin conciencia no puede haber consciencia. Hay diferentes grados de consciencia. La consciencia es cuantitativa.
Conciencia y consciencia son duales entre sí. La conciencia está en un plano superior y la consciencia está en un plano inferior. La conciencia es universal. La consciencia es particular (siempre se es consciente de algo).
Conciencia e imaginación
El alma imagina. El alma proporciona las imágenes a través de su facultad imaginativa, la mente intuitiva las recibe y se las pasa a la mente racional que las procesa o analiza. “La imaginación es el lenguaje del alma” (James Hillman).
La imaginación es el factor clave que interviene en todo:
El presente. El mundo que percibimos es imaginación inducida.
El pasado. La memoria está asociada a imágenes. Evocar el pasado es recuperar las imágenes, traerlas al primer plano.
El futuro. Las imágenes son representaciones o construcciones de lo posible.
El pensamiento. El pensamiento es un película o sucesión de imágenes. Siempre se piensa en imágenes. Pensar no es solo una función mental; es una función o coordinación entre mente y alma.
Las emociones. Las emociones siempre están asociadas a imágenes.
La conciencia “navega” sobre un mar de imágenes (el mundo imaginal).
Al imaginar algo, como estamos al nivel del alma, lo que imaginamos tiende a realizarse, a manifestarse de manera automática en los niveles inferiores (mental y físico), a menos que esta información llegue a la mente racional y ésta bloquee o cambie el proceso.
Realmente, todas nuestras acciones las imaginamos antes de realizarlas. Sin imaginar lo que vamos a hacer un próximo futuro nos quedaríamos “colgados”, estáticos, inactivos.
La imaginación es una facultad del alma, como lo es la conciencia. La imaginación es el vehículo o soporte de la conciencia. La conciencia utiliza la imaginación para experimentarse a sí misma. La conciencia se ”reviste” de imaginación para expresarse a sí misma desde diferentes aspectos. La imaginación y la conciencia tienen un mayor poder que la mente y la materia porque está en un nivel superior. La imaginación y la conciencia crean la realidad. El mundo imaginal es más poderoso que el mundo real.
La conciencia es el motor de la imaginación. La mente es el proceso de la imaginación, pues no hay pensamientos sin imaginación. El pensamiento no es autónomo, depende de la conciencia y la imaginación.
El cerebro no distingue entre lo percibido y lo imaginado. Cuando, por ejemplo, vemos un determinado objeto, aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro. Pero si (con los ojos cerrados) imaginamos el mismo objeto, la actividad cerebral es idéntica, pues están implicadas las mismas redes neuronales. El primero en descubrirlo fue el médico Edmund Jacobson (psicólogo de Harvard) en los años 1930´s. Esto se ha investigado mediante imágenes de resonancia magnética functional (FMRI, en sus siglas en inglés). Esta característica lo utilizan los deportistas en sus entrenamientos. Todo lo que imaginamos tiende a realizarse, porque la imaginación, como facultad del alma, está en un nivel superior. La imaginación es realmente “El Secreto”.
La conciencia y los hemisferios cerebrales
Sabemos que tenemos dos hemisferios cerebrales que tienen funciones claramente diferenciadas y que corresponden a dos formas de conciencia complementarias:
El hemisferio derecho (HD) es responsable de lo intuitivo, global, lo síntético, la creatividad, la belleza, el orden, la unión, la empatía, las emociones, así como de la integración de las percepciones y sensaciones del presente a través de los sentidos. Funciona en paralelo, piensa en imágenes, es metafórico y simbólico. Percibe la unidad esencial común de todas las cosas. Las percepciones se las pasa al hemisferio izquierdo (HI) para que las analice.
El futuro es otra percepción (esta vez imaginativa), cuyo responsable es también el HD, que a su vez la pasa al HI para que lo analice. El futuro está ligado a la imaginación.
El hemisferio izquierdo (HI) es el responsable de lo racional, la lógica, el análisis, el pasado, la memoria, los pensamientos, el ego, el lenguaje, lo separado y diferenciado. Funciona secuencialmente. Analiza las percepciones del presente, los detalles, clasificando y organizando la información que recibe del HD. El HI analiza las percepciones (del presente o del futuro imaginado) que le envía el HD. El HI busca el sentido, el significado, la integración de las expresiones o mensajes que remite el HD.
El HI también analiza el pasado, estructurándolo, categorizándolo y ordenándolo para que todo encaje y tenga sentido. El HI es interpretativo, se esfuerza en situar las experiencias en un contexto amplio, buscando siempre el significado de los hechos. Es especialmente activo con los episodios conflictivos, traumas, etc. que no han sido completamente procesados.
El pasado esta asociado al HI. Y por lo tanto, a la memoria, a lo cerrado y a lo real. El futuro está asociado al HD. Y por lo tanto, a lo abierto, a lo posible y a la imaginación. La percepción pura del presente está ligada al HD.
El HI es completamente dominante en la mayoría de las funciones cognitivas, como la resolución de problemas.
El HD sintetiza, el HI analiza. El HD ve lo global, el bosque, pero no ve los árboles. Y el HI es lo contrario: ve los árboles, los detalles, pero no ve el bosque. El HD mira a través de una lente gran angular. El HI mira a través de un zoom. El HD tiene una visión general, el HI se fija en los detalles. El HD percibe. El HI analiza, reconoce e interpreta.
El HD es rápido y maneja mucha información en poco tiempo porque funciona en paralelo. El HI es más lento, porque es analítico y funciona secuencialmente.
Las experiencias objetivas (físicas) corresponden al modo del HI. Y las experiencias subjetivas (qualia), de tipo perceptivo y cualitativo, pertenecen al dominio del HD. La cualidad está asociada a lo interno (HD) y la cantidad a lo externo (HI). Por lo tanto, las únicas expresiones posibles de los qualia tienen que ser de tipo simbólico, metafórico o alegórico.
El HI nos ata a la Tierra con los pensamientos, con lo concreto, lo particular, lo formal, lo separado. El HD nos conduce al Cielo, a la percepción pura, a lo abstracto, genérico o universal, a lo profundo, a lo unificado. El HD es el responsable de las experiencias místicas, donde “todo es uno”, donde no hay dualidad ni pensamientos; solo hay percepción, como en el alma. [ver Adenda – La experiencia cumbre de Jill Bolte Taylor.]
La consciencia parece tener una relación muy directa con la unión coherente, sincronización o equilibrio dinámico entre los dos hemisferios cerebrales. A mayor coherencia, mayor consciencia.
Los pueblos antiguos tenían una conexión profunda con la naturaleza, tenían más activado el HD (intuitivo, sintético, global, perceptivo) que el HI (racional, analítico, particular), por lo que apenas tenían sentido del “yo”, pues todo era comunión con la naturaleza, sin fronteras. Con el desarrollo del racionalismo se activó progresivamente el HI y la conexión entre ambos hemisferios (HD-HI), dando lugar a la aparición de fronteras y separaciones, a la conciencia del “yo”, a categorizar la realidad en diferentes conceptos generales y a relacionar básicamente lo general, global o universal con lo particular.
Niveles de consciencia
La consciencia no es algo que se tiene o no se tiene. Abarca un rango o espectro muy amplio en los seres vivos, desde los seres unicelulares (como una bacteria, un paramecio o una ameba, que realizan acciones de forma mecánica en respuesta a estímulos del entorno, hasta un organismo plenamente autoconsciente (y, por consiguiente, libre). En definitiva, entre los extremos determinista e indeterminista.
Para Freeman Dyson y Alfred North Whitehead, incluso las partículas elementales están dotadas de un cierto nivel de consciencia.
Se suele afirmar que un pequeño mecanismo (por ejemplo, un termostato que regula la temperatura de una habitación o una célula fotoeléctrica que abre una puerta, que reaccionan de manera mecánica) son dispositivos conscientes. Sabemos que en lo profundo reside lo universal y lo genérico. Un temostato está regido por una simple regla, que es de carácter genérico, pero eso no significa que tenga consciencia, sino que es una manifestación de la consciencia humana. Podemos decir que un termostato es un dispositivo consciente de segundo orden, pues lo ha fabricado el hombre.
Podemos distinguir tres niveles de consciencia:
La consciencia. Es el resultado de la conexión entre el mundo interno y el externo, conexión realizada por la conciencia.
La autoconsciencia. Es la consciencia reflexiva. Es privativa de los seres humanos, en donde aparece la noción del “yo” como una entidad separada del entorno y que interactúa con él. Construye modelos internos de la realidad para conectar lo interior (subjetivo) con lo exterior (objetivo). La consciencia está asociada a la conexión entre ambos hemisferios cerebrales (HD y HI).
La consciencia pura. También llamada “conciencia trascendental” es una conciencia no manifestada y no-dual, donde el conocedor, lo conocido y el proceso de conocer están unidos en una estructura auto-interactiva de experiencia. Hace referencia a sí misma e interactúa consigo misma. La consciencia pura es la máxima aproximación a la conciencia.
Conciencia y lenguaje
La conciencia se manifiesta en todos los lenguajes humanos a través de los arquetipos primarios, los arquetipos de la conciencia.
A su vez, el lenguaje, como conector del mundo interno y externo, produce consciencia. El lenguaje de una comunidad refleja su nivel de consciencia. El lenguaje es en sí un paradigma, una forma de ver el mundo. Recordemos la famosa frase de Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”.
Tradicionalmente se creía que el lenguaje residía en el HI, el hemisferio lógico, analítico. Pero investigaciones recientes con la tecnología del escáner, parecen demostrar que en el lenguaje intervienen los dos lados del cerebro. La percepción es una función del HD y la emisión (el habla) es una función del HI. Esto revela la importancia del papel del lenguaje en el fenómeno de la conciencia, pues conecta ambos hemisferios y conecta el mundo interno con el externo.
Neuronas espejo, memes, miembros fantasma e imaginación
Las llamadas “neuronas espejo” [Rizzolatti & Sinigaglia, 2006], descubiertas a principios de los años 1990´s, son neuronas que tienen la propiedad de activarse con la visión, con la representación mental y la imaginación. Algunos científicos consideran muy importante este descubrimiento. “Las neuronas espejo serán tan importantes para la psicología como el ADN lo fue para la biología” (Vilayanur Ramachandran).
Se cree que las neuronas espejo intervienen en el aprendizaje por imitación, en la transmision de la cultura, en el comportamiento social. Y que han tenido (y tienen) un papel esencial en la evolución de la sociedad. Son el “pegamento” social que hace que compartamos actitudes y conocimiento, cultura en definitiva.
Desempeñan un papel crucial en la captación de emociones y la empatía. Según Daniel Goleman −autor de “Inteligencia Emocional”−, las emociones se contagian gracias a las neuronas espejo.
Usamos las neuronas espejo no solo para entender las acciones de otros sino también para entender el significado de las frases que describen la misma acción. Se cree que los humanos desarrollan el lenguaje mediante las neuronas espejo.
Las neuronas espejo constituyen un sistema o puente de comunicación entre cerebros que tiene tres características fundamentales: 1) la paridad: el mensaje tiene el mismo significado para el emisor y el receptor; 2) la comprensión directa: no se requiere un acuerdo previo entre emisor y receptor para se entiendan entre sí; 3) no hay razonamiento, ni procesos cognitivos, el reconocimiento es instantáneo.
La activación de las neuronas espejo es mayor cuando las acciones de las personas tienen lugar en un contexto o entorno, es decir, cuando hay un mayor grado de significación.
Las neuronas espejo se han localizado en los dos hemisferios cerebrales (corteza premotora y parietal), aunque parece ser que el HI es el más activado, concretamente en el área de Broca, la zona cortical relacionada con la generación del lenguaje, del reconocimiento y la comprensión. La mente busca siempre la significación. Por eso se activa más el HI, el hemisferio que interpreta, reconoce y comprende.
Las neuronas espejo responden a algo más que a estímulos visuales. Son de carácter multimodal. No solo se activan cuando observamos acciones, sino cuando leemos las frases que describen situaciones o acciones. En ambos casos, las áreas del cerebro se activan de la misma forma.
Pueden estar relacionadas con la autoconsciencia. Segun Ramachandran, “La autoconsciencia es simplemente usar las neuronas espejo para mirarme a mi mismo como si alguien me mirara”. Los niños autistas presentan un deficit de actividad de las neuronas espejo, y tienen menor autoconsciencia.
Pueden estar relacionadas con la evolución. Según Ramachandran, las neuronas espejo son la fuerza motora de la evolución humana.
La explicación de por qué esto funciona así puede ser la siguiente:
Las neuronas espejo se activan con la imaginación. El cerebro no distinguee entre lo real y lo imaginado.
Toda percepción es una imaginación inducida, y toda imaginación tiende a realizarse (al situarse en el nivel superior del alma), a manifestarse.
Las neuronas espejo son las intermediarias entre la imaginación y el cerebro. Están detrás de nuestra concepción del mundo, de como imaginamos el mundo y a nosotros mismos. Nuestra vision del mundo está impresa en las neuronas espejo.
Al invocarse la imaginación, ésta te pone en el lugar de la otra persona, te sumerge en un nivel donde no hay diferencias, disolviéndose las fronteras del “yo”, produciéndose un fenómeno de resonancia o acoplamiento entre ambas partes.
Los memes tienen también una explicación simple a la luz de la imaginación:
Los memes son percepciones, y por lo tanto, imaginaciones inducidas. Las imágenes correspondientes se almacenan en nuestra memoria de forma automática y tienden a manifestase (reproducirse) también de forma automática porque la imaginación es la fuerza más poderosa que existe. Por eso es tan efectiva en la transmisión de la cultura, incluyendo el lenguaje. Por lo tanto, los memes no son cosas etéreas; son simplemente imágenes.
Las neuronas espejo son las implementaciones físicas (cerebrales) de los memes.
La imaginación es también la clave para el tratamiento del dolor en los llamados “miembros fantasma”. Un miembro fantasma es un miembro amputado pero que para el cerebro sigue presente y, en algunos casos, produce dolor cuando el cerebro da una orden de moverlo y el miembro no puede obedecer porque ya no existe. El paciente siente el miembro paralizado.
El neurólogo Vilayanur Ramachandran, autor de “Fantasmas en el cerebro” [1999], utiliza una caja con un espejo en el centro, donde el paciente introduce ambos miembros (por ejemplo, un brazo normal y otro amputado), y puede contemplar aparentemente sus dos miembros completos (el normal y el reflejado en el espejo). Si el paciente visualiza (mediante el engaño del espejo) su miembro perdido, su cerebro reacciona como si hubiera recuperado el miembro, haciendo que desaparezca el dolor. A pesar de que el paciente sabe que el miembro amputado no existe, la imaginación es más fuerte que la razón.
Ramachandran también demostró que el cerebro es altamente flexible, pues la zona cerebral cortical correspondiente al miembro amputado es invadida por las neuronas de la zona adyacente (en el caso del brazo, la zona adyacente es la cara), de tal forma que estimulando la cara, el paciente experimenta sensaciones en el miembro amputado.
La consciencia y el tiempo
La consciencia está íntimamente relacionada con el presente. Siendo conscientes del presente, viviendo plenamente el “ahora”. En el “ahora” no hay pensamientos, solo percepción, y conectamos con el alma. “El alma no piensa, percibe” (Harold Klemp).
Existen dos clases de tiempo:
Tiempo externo u objetivo. Lo percibimos de forma lineal, es fijo, finito, local y objetivo (común a todos los seres humanos). Está asociado al HI.
Tiempo interno o subjetivo. Es no lineal, flexible, infinito, no local, y subjetivo (distinto para cada ser humano). Está asociado al HD.
A nivel superficial (consciente), el tiempo se manifiesta de forma lineal. A nivel profundo, no existe el tiempo. Decía Einstein: “La distinción entre pasado, presente y futuro no es más que una terca y persistente ilusión”. El tiempo es una ilusión de nuestra mente superficial. Pero el tiempo interno es flexible. Se expande cuando vamos hacia lo profundo. En el límite, en el alma, el tiempo desaparece.
En la cultura occidental el tiempo se considera lineal. En la cultura oriental se admite sin cuestión que el tiempo es circular (o cíclico). El tiempo circular simboliza la unidad indivisible del tiempo, la eternidad, donde no existe ni principio ni fin. También indica que el tiempo es reflexivo: hace referencia a sí mismo.
El tiempo interno es no-local. “Pasado, presente y futuro forman un todo, y lo que suceda en el futuro puede influir en el pasado, del mismo modo que el pasado repercute en el futuro” (Brian Weiss). “Creo que lo que hacemos hoy depende de nuestra imagen del futuro, más que el futuro dependiendo de lo que hacemos hoy” (Ilya Prigogine).
Tiempo y mente están conectados, son inseparables. El tiempo es realmente una ilusión, una construcción de la mente, un concepto creado para interpretar la realidad.
Pero es posible “liberarse” del tiempo. La clave consiste en vivir permanentemente en el presente, pues en el presente no existe el tiempo. Es lo que Eckhart Tolle llama “El Poder del Ahora” [Tolle, 2001].
“Todo el tiempo es ahora” (José Argüelles).
“Dios está siempre presente en el ahora” (José Argüelles).
“Vive eternamente quien vive en el presente” (Wittgenstein).
“El alma vive siempre en el momento presente, colapsando la ilusión de tiempo y espacio” (Harold Klemp).
“La totalidad del tiempo sólo existe en el ahora” (Ken Wilber).
“Cualquier vida consta de un solo momento” (Borges).
“El tiempo es el campo unificado” (José Argüelles).
En efecto, cuando la mente está conectada con el pasado o con el futuro, la mente está en actividad. Cuando la mente se conecta con el presente, el tiempo se para y la mente (al estar sincronizada con el tiempo) también se para, se detiene. Es lo que Carlos Castaneda llama “parar el mundo”. Es entonces cuando se tiene acceso al Ser interior, al yo profundo, a un estado de consciencia atemporal, la consciencia pura, la fuente de los pensamientos, lo absoluto, lo indiferenciado, lo inmanifestado, el lugar donde todo está conectado, la fuente de la creatividad, la libertad y la felicidad, y donde se experimenta verdaderamente el flujo de la vida. “La iluminación es un estado de totalidad en el que estás ‘unificado’, y por lo tanto estás en paz” (Eckart Tolle).
El Ser interior no puede captarse con la mente porque está más allá de la mente y los pensamientos, por lo que solo se puede acceder cuando la mente se aquieta. El Ser está oculto tras la mente activa. Si paramos la mente, entonces tenemos acceso al Ser. “Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo” (Eckhart Tolle).
La estrategia o técnica general, para acceder al Ser interior y detener el tiempo y la mente, consiste en dirigir la atención, en todo momento, a las percepciones, tanto internas como externas. En efecto, la mente básicamente emite (pensamientos) o percibe (sensaciones). La consciencia de las sensaciones detiene la mente. La percepción consciente es la herramienta para traer la mente al presente. La clave es percibir, observar sin analizar el pasado y sin imaginar el futuro, centrándonos solo en el proceso de percepción, en la contemplación. Al abrirnos a la percepción, se relajan la mente, el cuerpo y las emociones. Esta es la base del Mindfulness, la atención plena.
Ejemplos de percepciones externas que ayudan a parar la mente son: contemplar una puesta de sol, escuchar una buena composición musical, sentir el agua del mar, escuchar el canto de los pájaros, etc. Pero la mejor estrategia es dirigir la conciencia hacia dentro. hacia la auto-percepción, cerrar el círculo, percibir al percibidor u observar al observador. “Cuando la conciencia se dirige hacia fuera, surge la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro, alcanza su propia Fuente y regresa a casa, lo No Manifestado” (Eckhart Tolle).
Cuando pensamos estamos activando el HI y el tiempo subjetivo se acelera. Cuando percibimos estamos activando el HD y el tiempo se expande, se aquieta o se detiene porque la mente se para. Esta es la explicación de:
Cuando viajas, percibes cosas nuevas, y el tiempo se dilata, se expande.
La rutina de todos los días hace que el tiempo se contrae.
Al hacernos mayores, el HI está más activado y el tiempo parece que pasa cada vez más deprisa. En los niños, en cambio, todas las experiencias son nuevas, están en el modo HD y el tiempo no existe, se para o pasa lentamente.
Adenda
La experiencia cumbre de Jill Bolte Taylor
Jill Bolte Taylor es una doctora en neurociencia. Cuando tenía 37 años de edad (en 1996), sufrió un accidente cerebro-vascular que le afectó al hemisferio izquierdo (HI) del cerebro, lo que le provocó una fuerte atenuación de la actividad de este hemisferio y que el hemisferio derecho (HD) fuera el predominante. Entonces tuvo una serie de experiencias sorprendentes. Unas positivas: sintió una paz indescriptible, sus preocupaciones cesaron, el hervidero habitual de pensamientos, su mente discursiva, cesó, desapareció su sentido de autocrítica, se sentía unida al mundo, sin límites ni fronteras físicas o mentales, sentía que su alma se liberaba del cuerpo físico y flotaba en el aire. Otras negativas: perdió su capacidad de hablar, de reconocer a las personas, de leer, escribir y recordar.
Tardó 8 años en recuperarse. Escribió un libro sobre su experiencia [2009] y también contó su experiencia en la conferencia TED 2008, que puede verse en YouTube.
La interpretación de la experiencia de la Dra. Taylor es un buen ejemplo de la manifestación del funcionamiento de los dos hemisferios cerebrales. Al estar prácticamente desactivado el HI, perdió sus funciones, por lo que no podía hablar ni reconocer las cosas y perdió la conciencia del “yo”. Solo podía percibir el mundo a través del HD, donde todo es una unidad, y que conecta a través de la mente intuitiva con la unidad esencial de todo, donde no hay límites ni fronteras.
El método Vittoz (las sensaciones conscientes)
El método Vittoz [Irala, 1971] es un método terapéutico de reeducación del control cerebral. Está basado en la idea (que hemos mencionado) de que nuestro cerebro funciona alternando la emisión de pensamientos y la recepción de sensaciones (que hoy día asociamos con los hemisferios izquierdo y derecho, respectivamente). La falta de control cerebral produce un desequilibrio entre emisividad y receptividad. La reeducación cerebral se basa en restablecer ese equilibrio actuando sobre las sensaciones conscientes. Al tomar consciencia de las sensaciones, se detienen los pensamientos y se contacta con nuestro ser, se vive el momento presente y se produce un estado de calma, serenidad, unidad, armonía y libertad. Es la antigua sabiduría de “aquí y ahora”. Al abrirse a las sensaciones, se detiene automáticamente (sin esfuerzo) el flujo de pensamientos y se recupera la energía nerviosa y la salud. “La receptividad equilibra la emisividad, la sensación equilibra el pensamiento” (Roger Vittoz).
Las sensaciones conscientes pueden ser tanto internas como externas. Por ejemplo, sentir el cuerpo en movimiento, la sensación de pisar el suelo bajo nuestros pies, nuestra respiración, observar las formas y colores, etc. Todo ello sin realizar ningún análisis, pues si se realizara, se volvería a pensar, a consumir energía nerviosa y a descender en el nivel de consciencia.
La terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing)
EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una técnica psicológica para desensibilizar y reprocesar traumas psicológicos de una manera efectiva, natural y rápida, mediante la activación de los hemisferios cerebrales, normalmente mediante el movimiento de los ojos.
El fundamento de esta técnica, en esencia, es el siguiente. Cuando soñamos se produce el conocido fenómeno MOR (Movimiento Orbital Rápido) o, en inglés, REM (Rapid Eye Movement), un movimiento de los ojos que se asocia al proceso de la información recibida durante el día para almacenarla e integrarla de una manera ordenada y estructurada en nuestra mente o cerebro. En una situación de estrés o dolor emocional, se aplica también el movimiento de los ojos (pero esta vez de forma consciente), para procesar con rapidez la situación traumática que se ha experimentado. Con esta técnica, los pacientes experimentan una mejoría sustancial y rápida.
El método EMDR fue descubierto y desarrollado desde 1987 por la Dra. Francine Shapiro [2008]. Ese año, durante un paseo por un parque, observó que moviendo sus ojos parecían reducirse la ansiedad y las tensiones asociadas a recuerdos emocionales dolorosos. Basándose en esta observación inicial, desarrolló un procedimiento estandarizado para maximizar estos resultados, realizando investigaciones posteriores y publicando sus resultados en 1989, describiendo sus beneficiosos efectos.
Al principio el resultado aparente era una desensibilización de la ansiedad, pero luego quedó claro que ese efecto era una consecuencia de algo más profundo: un reprocesamiento de los traumas o experiencias emocionales dolorosas, un aprendizaje activo muy rápido y una “resolución adaptativa” (según la terminología de Shapiro).
La palabra “trauma” deriva del griego y significa ”herida”. Un trauma, para EMDR, es una información almacenada de manera disfuncional en el cerebro, a partir de una experiencia dolorosa que no ha sido integrada y procesada adecuadamente en la conciencia normal de la persona. Esta información, inadecuadamente almacenada, es responsable de los síntomas del paciente.
La característica más destacada del método EMDR es la utilización de la estimulación bilateral, estimulando un hemisferio cerebral cada vez, para estimular la conexión entre los dos hemisferios cerebrales y así facilitar el procesamiento de la información, con la consiguiente disminución de la carga emocional. La estimulación bilateral puede ser de tres tipos:
Visual. El paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta.
Auditiva. El paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos.
Kinestésica. El terapeuta golpetea suavemente (tapping) y en forma alternada sobre las manos o los hombros del paciente.
La técnica se utiliza habitualmente en victimas de hechos violentos, de desastres naturales, terrorismo, guerras, etc. y, en general, en todo tipo de traumas: pérdida del trabajo, pérdida de seres queridos, robos, accidentes, etc.
Ha habido una cierta escisión entre teoría científica y práctica clínica. Los clínicos aprendieron y usaron la técnica, acogiéndola con entusiasmo. La ciencia tardó en aceptar la técnica, tras los numerosos estudios controlados que la validaron. EMDR es actualmente uno de los tratamientos con mayores estudios de validación científica y uno de los más eficaces en el TEPT (Tratamiento de Estrés Postraumático). Las investigaciones ha demostrado que tres sesiones de 90 minutos de EMDR permiten reducir entre un 80 y un 100% el TEPT.
EMDR es el método recomendado por las autoridades de salud mental en diferentes países, principalmente en donde hay problemas de violencia terrorista. En España, han sido entrenados en EMDR componentes de protección civil, psicólogos del cuerpo de bomberos, policía, etc.
La sincronización cerebral también puede ser la razón de la efectividad del EMDR. En efecto, como cada uno de los ojos está conectado a los dos hemisferios, al mover los ojos repetidamente de un lado a otro, lo que estamos haciendo es sincronizar (y también activar) los dos hemisferios, aumentando las conexiones y elevando la conciencia, y desde ese punto superior, comprender con mayor profundidad los traumas y disolverlos. No solo es mover los ojos de forma mecánica, sino que también debe dirigirse la atención en las sensaciones producidas por el trauma. La atención activa muchas estructuras de la corteza cerebral y de la subcorteza (la parte más primitiva del cerebro) de ambos hemisferios.
El águila, un símbolo de la conciencia
Desde el medievo, el águila ha significado la conciencia suprema, el espíritu. El águila es un mensajero divino que se encuentra en todas las religiones y en las mitologías. En los bestiarios medievales, el águila era el animal que volaba más alto, que podía ver al Sol y a Dios. Es interesante que el águila figure en el escudo de México y que también sea el símbolo de Estados Unidos.
El águila y la serpiente son duales. La unión de los dos simboliza la unión de lo material y lo espiritual, de la supraconciencia y el inconsciente, que deben fusionarse y sólo ser uno. Esta simbiosis se representa como una serpiente con plumas. Quetzalcóalt que significa “serpiente emplumada” es uno de los dioses de la cultura mesoamericana.
El tetraedro y la conciencia
Merkaba
El tetraedro es su propio dual. En geometría, el poliedro dual de un poliedro es el poliedro que se forma uniendo los centros de las caras de dicho poliedro. En las tradiciones esotéricas, el tetraedro se ha asociado con la conciencia. Para los pitagóricos, el tetraedro es la sustancia del alma. El merkaba (mer = luz, ka = Espíritu y ba = Cuerpo), son dos tetraedros intersectados con un centro común que forman un octaedro estrellado, como una estrella de David 3D, se asocia con el alma.
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